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Viaje a Islandia con niños









Os debía este post desde octubre del año pasado, pero es que no andaba con ganas de hacer entradas largas. Llevan mucho trabajo, entre buscar información e imágenes, editar las propias fotos (y eso que ya tenía hecha la selección desde la vuelta. Pero, para que os hagáis una idea, de unas 1.900 fotos que trajimos, lo reduje a 427), escribir y revisar los textos, hasta que me gusten.... En fin, que me daba pereza, y mucha, pero ahora he sacado las ganas, y, aprovechando el jet lag del siguiente viaje que hemos hecho (y del que ya haré post cuando vuelva a sacar ganas y tiempo), me he animado a contaros mi experiencia en nuestro fabuloso

Viaje a Islandia en familia

He de decir que alguna mami del cole de la pitufa me miró con cara de "esta tía está tocada" cuando dije que me iba a Islandia... con las niñas. Quien me conoce, sabe que voy a todas partes con las niñas. Desde que la pitufa era bien canija, la acostumbramos a acompañarnos a todos lados... y la pitufilla también, claro. La verdad es que han salido bastante todoterreno. Pero... ¿un viaje a Islandia? ¿Con las horas de coche que conlleva? ¿todo naturaleza? ¿Con una niña de 4 años y medio y una de 10 meses?

Pues sí. Gracias a mis padres, que nos hicieron el regalazo. Que no les dio pereza viajar con nosotros y las niñas (ellos siempre nos han llevado de viaje a mi hermano y a mí). Así que tiene un poco de truqui, porque el viaje no éramos nosotros solos, si no que íbamos 3 parejas de adultos y las niñas. Y, claro, habiendo más manos, siempre es más fácil... Sobre todo la mayor, que adora a mi madre y que se entretuvo mucho también con mi hermano y su novia.

Así que allá nos fuimos, y he de decir que fue una experiencia maravillosa. No solo por el destino, que es brutal, sino por la compañía, claro.


El viaje lo organizamos con NOKEN.  Es una agencia online, que te permite planear el viaje con ellos, personalizando el itinerario, los hoteles, las excursiones y experiencias de pago, que, una vez que has definido con ellos, lo gestionan y tú no tienes que hacer nada. Los precios de hoteles y excursiones son los mismos que puedes encontrar online (lo comprobamos buscando en internet los hoteles cuando nos dieron los nombres).. Y luego, te descargas una aplicación en el móvil en la que aparece tu viaje: ves el itinerario completo con los imprescindibles, los accesorios y recomendaciones para comer, el itinerario planeado para cada día, y, dentro de cada punto de interés, una explicación al respecto. Tiene un mapa (aunque Google Maps es mejor, según mi experiencia) y, dentro de cada punto de interés, explicaciones al respecto. Y tú te organizas como mejor te parece. Su precio es de 5€ por persona y día del viaje.  Por lo que he visto en su web, ahora mismo solo organizan viajes a Islandia, Japón, Portugal e Italia. La verdad es que me gustó la experiencia. Aunque también llevábamos apuntadas cosas que ver a parte de lo que ponía en la aplicación, que habíamos sacado de blogs de viajes, resultó muy cómodo lo de ir como si fuera un viaje organizado, pero con la tranquilidad de saber que vas a tu aire. Nosotros, de hecho, alteramos el itinerario de los dos últimos días, porque nos parecía demasiado tiempo en Reikiavik. Pero en general fue una muy buena experiencia. Y os lo digo sinceramente. Ya sabéis que solo recomiendo lo que me gusta, y siempre cuento las cosas que me gustan y las que no de las cosas que uso personalmente.

Las imágenes son de la página de Noken, yo ahora mismo
ya no me acuerdo de mi usuario y pass para sacaros pantallazos
de nuestro viaje en particular.
Dicho lo cual, os diré que nosotros viajamos en septiembre, que es una época en la que aún no ha empezado el frío de verdad (más adelante hay cosas que no se pueden visitar porque hay carreteras cerradas por nieve y hielo, por ejemplo), y solo hicimos la mitad del Ring Road, que es la carretera que rodea toda la isla. Además, en esa época se supone que ya hay bastante actividad como para ver auroras boreales, pero el cielo aún no está cubierto tanto tiempo, como para no poder verlas.

 

Aunque no sea la época invernal dura, lo cierto es que cuando hace frío, hace bastante frío, sobre todo si sopla el aire, por lo que yo recomiendo llevar un sobrepantalón y un cortavientos e impermeable, además de la ropa calentita para poner en capas en general.


Nosotros llevábamos todos impermeables y un sobrepantalón impermeable (del Decathlon, comprado ex professo para el viaje, no os vayáis a pensar que habitualmente hacemos montañismo o vela o algo y teníamos esto en el armario). Yo, además, llevaba un abrigo de porteo, para poder ir bien abrigaditas la pitufilla y yo. Porque ella hizo todo el viaje en "mami-taxi", bajada a cuevas y excursiones por detrás de las cascadas incuidas.

Teníamos alquilados dos coches, uno para nosotros cuatro, y otro para las mis padres, hermano y cuñada, y teniendo datos en el móvil, creamos un grupo de whatsapp y contínuamente en contacto, por si queríamos hacer una parada para hacer una foto o un pis. Pensamos que era mejor eso que coger uno de esos de siete plazas por si, por lo que fuera (fiebres o berrinches infantiles, o que nos organizásemos de manera distinta por las excursiones a las que ellas no podían ir) teníamos que variar itinerario. Al final no hubo necesidad, pero creo que fuimos más cómodos así que todos juntos.  En total, recorrimos cerca de 1.900 km.

 

Cuando un viaje te regala fotos como estas el primer día, estaréis comigo en que promete, ¿no? Pues mejora...

A mí, personalmente, lo que más me impresionó fue la llamada Playa de los Diamantes (Diamond Beach) y Jökulsárlón, un lago glaciar. Como una imagen vale más que mil palabras, os dejo varias:

 


 

Una de las excursiones que las niñas no podían hacer, era la del glaciar Skaftafell. Así que me quedé yo con ellas en la cafetería, mientras el resto de grupo subía a pisar un auténtico glaciar. No me importaba, puesto que yo ya había estado en glaciares en Nueva Zelanda y tampoco soy especialmente fan del montañismo, y mi marido nunca había visitado ninguno. Así que me armé de paciencia, lápices de colores, algún soborno dulce la cafetería y, ya en última instancia, Peppa Pig en el iPad y allí echamos varias horas las tres, esperando al resto.


Creo que ellos tampoco se lo pasaron mal del todo:

 


Una de las cosas estupendas de Islandia es que lo mismo tienes glaciares, que playas interminables, que grandes extensiones de pradera o de piedras, de las explosiones de sus múltiples volcanes. Sin olvidarnos de las cataratas, los géiseres, las zonas con actividad termal y, por supuesto, las auroras boreales. Es decir, es naturaleza en estado puro, brutal y bellísima. 

Playas infinitas de arena negra (y yo  jorobando disfrutando el paisaje)

Cráter de un volcan dormido, convertido en lago
¿Sabías que la palabra géiser deriva del islandés Geysir?
Parque Pingvellir
Dicen que los jerséis de lana de oveja islandesa son la pera de calentitos... pero entre lo que picaban y el precio que tenían (ni que hubieran criado a las ovejas con trufa, oiga), no me traje ninguno. De hecho, no me traje ni lana `para tejer, pero sí esta foto tan preciosa:


En cuanto al idioma, absolutamente todo el mundo habla perfectamente el inglés, que es la lengua oficial, junto con el islandés, y mucha gente también habla español, que, por lo que parece, es el segundo idioma que eligen en el instituto.


Y, si te van el montañismo y el senderimo puedes flipar, claro. Nosotros hicimos una excursión de unos 3 km a lo largo de un valle formado por un glaciar, para ver la catarata de Svartifoss, que fue fantástico. Pitufa incluida, que se portó como una campeona. Eso sí, el último tramo solo lo hicieron los que más en forma estaban, porque había que cruzar un río por encima de un tronco, agarrados a un cable. El resto, vimos las fotos :-D Porque claro, una niña de 4 y medio y una colgada en plan canguro, como que no... estoy un poco tocada, pero no tanto.

 

Así pues, salvo estas dos cosas (el glaciar y el cruce del río) y el baño en las aguas termales, que la única que no podía meterse era la bebé, y nos turnamos la abuela y yo para estar fuera con ella, el resto lo hicimos absolutamente todos. Es decir, el viajar con niños no te limita tanto como podrías pensar, siempre que los tengas acostumbrados a caminar y que coman bien (aunque la comida es muy normal). Y que relativices las cosas y te las tomes con humor, claro. 


  • Un soborno masticable a tiempo, previene berriches, entretiene, y da energía para seguir. Allí tienen mucho jerky, una especie de carne seca, que da mucho ratito para mordisquear. Asegúrate de hacer acopio en los supermercados (ojo, que cierran pronto)
  • Para las horas de coche... palabras encadenadas, veo veo, canciones... lo de siempre. Eso, y pantalla para momentos de desesperación. Nosotros aprovechamos la coyuntura para poner vídeos de volcanes, géiseres... y explicarle cosas a la pitufa.
  • Y ya, si tienes a mano a la abuela, al tío y a su novia, para cuando ya los tienes aburridos de la compañía de sus queridos y adorados padres, la pera.
Aquí,la abuela en el puente que han puesto entre las placas tectónicas euroasiática y norteamericana,
cuyo choque es el responsable de la actividad volcánica de la isla.
Para las auroras boreales, llevábamos un par de apps, una que nos daba la probabilidad de verlas, basada en la actividad de las partículas eléctricas que las formas y en la cantidad de nubes que se preveían. Se llamaba Aurora Forecast, y también usábamos la página del tiempo islandesa Vedur, que también daba mucho info. Es en la que se basan los hoteles. Porque en todos los hoteles, en recepción, tienes la previsión de auroras de esa noche, y disponen de alarma para verlas: si hay aurora, te llaman a la habitación para que salgas a verla.

Aquí Mi Sr. Esposo, intentando cazar la aurora con el teléfono (sin éxito)
Nosotros  pudimos ver auroras al final del viaje, las noches que pasamos en Reikiavik. Y la verdad es que es impresionante. La primera, que no llegué a fotografiar en condiciones porque nos pilló por sorpresa y no me dio tiempo a colocar trípode y parámetros de la cámara, fue la más impresionante en cuanto a colores. La vimos desde la terraza del apartamento. La segunda, la que veis en las fotos, nos movimos a una zona más oscura de la ciudad, y yo ya llevaba todo preparado y la disfruté en vivo mientras sabía que, además, la estaba cogiendo bien con la cámara.


La verdad es que estoy contenta con el resultado. Para no saber mucho de fotografía, no quedaron mal del todo...

En definitiva... un viaje súper completo, y muy especial, ya lo he dicho antes, tanto por el destino como por la compañía. Nunca se lo podré agradecer suficiente a mi madre.

 


Espero que os hayan gustado estas leves pinceladas sobre el viaje, aunque se que se me ha hecho un poco más larga la entrada de lo que pensaba inicialmente (y eso que no os he contado muchas cosas) y que, si sois "echaos palante", que os animéis a visitarlo con los críos que, como habéis visto, se puede. Ya me contaréis.


Con BE de bonito

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